La Newsletter de Tamara Tossi
Diario de una Mujer Moderna
#16 Todo se seca y todo se cae
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#16 Todo se seca y todo se cae

¡No me lo puedo creer!

Justo el único día del año en el que tengo un compromiso social, no he dormido nada: apenas cuatro horas, con tres interrupciones para ir al baño. ¡Maldita agua de mar! Vivian dijo que era fantástica para la hidratación. Según ella —y su experto en tarot, cuyo nombre ha jurado llevarse a la tumba—, a partir de los cuarenta todo se seca y todo se cae. ¡Maldita Vivian! Por su culpa voy a tener que disimular las ojeras debajo de varios kilos de maquillaje y unas gafas de sol.

Si pudiera, me escaquearía, pondría una excusa. La última vez que me invitaron a una boda, dije que no podía asistir porque mi casa olía a gas. Pero esta vez no es posible. Hay amigos y amigos. Y estos amigos no se merecen una excusa tan mala. Sencillamente, no se lo creerían. Pensarían que miento y que no me apetece pasar el día rodeada de niños. No me apetece preguntarles qué tal la escuela, qué tal las notas. Cada vez que lo hago, noto cómo a ellos mis temas de conversación les interesan menos que a mí. Tampoco me apetece juntarme con los adultos. La mayoría aprovecha las bodas para ligar y emborracharse gratis y siempre he pensado que, los adultos cuando se divierten, parecen ridículos. Al menos los niños resultan graciosos. Sobre todo si lo analizamos desde un punto de vista antropológico. Un niño intentando besar a una niña en la boca es cómico. Un adulto intentando besar a una adulta en la boca es ridículo.

He pensado en probar a hablar del ácido hialurónico. A la niña de mi amiga, la que se casa, le deben interesar estos temas. Tiene seis años y una niña con seis años, ahora, no es como una niña con seis años en mi época. A mí, el día que me vino la regla, con once años, me pilló preparando un puré de zanahoria para mi muñeca. Pero mi amiga me ha dicho que, en los campamentos, las niñas solo hablan de skincare.

Y encima me ha salido un grano en la comisura de los labios. No sé qué voy a hacer. Creo que lo más sensato es ponerme una mascarilla en los ojos, otra en la cara y un parche con forma de zanahoria en el grano. Vivian me ha dicho que también existen unas mascarillas especiales para el cuello. La pobre, está muy preocupada por mi cuello y por mis partes íntimas. Cree que el skincare no puede ser específico de la cara.

De momento, creo que me conformaré con evitar el azúcar. En cuanto vuelva de la boda, pienso sobornar a Vivian para que me diga el nombre de su tarotista. Me encantaría enviarle una bote de agua de mar y otro de ácido hialurónico con una nota que diga: “Chúpate esta”.

Tamara Tossi ©

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