Azúcar: 1 bola de helado de caramelo salado.
Autocuidado: medio litro de zumo de brócoli, zanahoria, semillas de sésamo, aceite de coco, apio, cacao puro de República Dominicana, espirulina, cúrcuma y pimienta.
No he meditado.
11 a.m. Mi cama.
Llevo varias horas viendo Vblogs de una chica española que vive en Washington. En una casa blanca con un columpio en el jardín, que parece que termina en el bosque. No tengo muy claro con qué dinero vive allí o si es descendiente de la familia real o de cualquier magnate de internet, el típico primo raro que tenemos todas y que, ¡sorpresa! De repente el rarito lanza una aplicación para hacer sudokus que se acaba convirtiendo en un éxito mundial. No sé, parece una chica de lo más normal. La típica chica que, en lugar de pensar decidió actuar, probablemente animada por el ascenso laboral de su marido, que tiene pinta de dedicarse a las minas. No a las antipersona, sino a las otras, a aquellas en las que la mayoría de la veces el acceso es tan pequeño que solo caben niños. ¿Hay minas en Washington?
Es un hombre que no me causa ninguna impresión. La base de mi fascinación proviene de ella. De su capacidad, en caso de que su fortuna no venga del primo rarito o de la familia real, para bloquear las barreras innatas que nos protegen de mudarnos a países en los que no existe la sanidad pública. Tengo que reconocer que, gracias a ella, y al medio litro de zumo de brócoli seguido de tres píldoras de un multivitamínico específico para mujeres, mis barreras se están fundiendo como un marshmallow puesto en una barbacoa.
Se supone que tendría que estar revisando la novela. Hay un error cuando hablo de los preservativos. No recuerdo si el error estaba en el precio o en que, al final, no habían desaparecido. Debería mirarlo pero se está demasiado bien en la cama tapada con una sábana limpia en la que Olivia todavía no ha plantado sus patas. Todo es culpa del tiempo, cuando me he levantado el aceite de coco estaba sólido. Hace frío. Huele a Francia.
Hemos vuelto al médico y, al parecer, que D. tenga los eosinófilos altos altos quiere decir que, en el momento de hacerse los análisis, algo le estaba dando alergia. La inmunóloga ha insinuado que podría ser Olivia.
No creo que ese multivitamínico que tomas sea solo para mujeres, me ha dicho D. en cuando hemos salimos.
Pensé que me iba a mencionar lo de la alergia pero mi marido, en lugar de preocuparse de la posibilidad de tener que buscar una familia adoptiva para nuestra perra, prefiere convencerme de que no tengo la edad que tengo. Cuarenta dentro de tres días. Confío en que, tal y como piensa D., las píldoras, cuyo bote lleva un óvulo sonriente dibujado, en lugar de corregir mis niveles de colágeno, magnesio y vitaminas del grupo B, me ayuden a dar el último estirón. De no hacerlo, debería ir buscando a algún magnate de internet o a un descendiente de la familia real para ver si quieren adoptar a Olivia. Llevo la camiseta del revés.
Tamara Tossi ©
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