La Newsletter de Tamara Tossi
Diario de una Mujer Moderna
#14 Los cuarenta y la mala suerte
0:00
-4:09

#14 Los cuarenta y la mala suerte

Sólido. Media tarta árabe que lleva en la nevera desde el día de mi cumpleaños.
Líquido. Agua con limón y pimienta.

No he pegado ojo. Anoche, mientras paseábamos después de cenar, D. me habló de lo que está pasando entre India y Pakistán.
—No es buena idea ir a Tailandia —dijo.

Yo casi no me acordaba de que habíamos planeado ir a Tailandia, pero sí que me acordé del taxista que nos trajo a casa la noche de mi cumpleaños. Era un hombre de unos sesenta años, con el pelo blanco y barba. Como no paraba de hablar, yo me puse a mirar por la ventana y a leer los WhatsApps. Mi madre había intentado hacer una videollamada conmigo y Vivian ya me había enviado una foto de dos mujeres mayores. Una era una hippie sentada encima de una piedra en medio del campo, y la otra, una señora con un abrigo de visón blanco y una botella de vino en una mano. Debajo de la foto, Vivian había escrito: «Nosotras dentro de muchos años». Y añadía: «Por cierto, no los había visto venir».

Tampoco viste venir la guerra de Ucrania ni a Donald Trump, pensé, mientras escuchaba la conversación de D. con el taxista.

Contesté a mi madre, enseñé a D. el mensaje y me sorprendió cuando dijo:
—Es su cumpleaños.
El taxista me miró a través del espejo retrovisor y sonrió. Tenía los dientes blancos como el mármol recién pulido.
—Este verano me voy a la India —dijo—. Va a ser mi octavo viaje y espero terminar de recorrer la parte sur; la parte norte ya la conozco.

Al escribir sobre el taxista me sorprende que no haya escrito nada sobre mi cumpleaños. Supongo que cumplir cuarenta no tiene nada de especial. Si no tienes demasiada mala suerte, todo el mundo los cumple. ¿Cómo me siento? En un período entre guerras. Una época definitiva para construir mi imperio o morir a manos del enemigo.

No ha ocurrido nada especial desde el día de mi cumpleaños, nada ha cambiado. Vivian me sigue dejando los periódicos en la puerta de casa y yo leo lo que ha subrayado. Al parecer, a ella no le interesan los conflictos de los viejos imperios. Tiene cosas mejores en las que pensar. Sigue triste por la muerte de su madre y cada vez se acuerda más de su abuela, pero está probando un nuevo medicamento para adelgazar y, el no tener hambre, al parecer hace que tenga la mente más clara. El medicamento es parecido al Ozempic, pero tiene un nombre que no recuerdo, un nombre de piedra.

No sé qué hora es, pero me estoy preparando un té matcha mientras no puedo dejar de pensar en el taxista. En el odio. Tengo un mensaje de WhatsApp de Vivian:
«¿Has pensado en lo de las sombrillas?»

Tamara Tossi ©

Discussion about this episode