Una casa y una canción de amor
Me deslice hacia el interior de un gran salón desde el que se divisaba el mediterráneo y sin dudarlo ni un segundo exclamé: «creo que es lo más bonito que he visto nunca»
Villa Ephrussi de Rothschild, Saint- Jean-Cap-Ferrat, Francia
La primera vez que puse mis pies en la Villa Ephrussi de Rothschild tenía treinta y cinco años y era verano. El sol brillaba en el horizonte y sobre el mármol rojo de Verona de la fachada. Y más allá, sobre el agua de las fuentes y una escultura de Venus saliendo del baño y el mar. Dejé que la persona encargada de vender las entradas me tomase la temperatura, me deslice hacia el interior de un gran salón desde el que se divisaba el mediterráneo y sin dudarlo ni un segundo exclamé: ¨creo que es lo más bonito que he visto nunca¨.
No mentía. Se trataba de una mansión
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