Escribo desde la cama. Tengo la cabeza apoyada en tres almohadas de fundas de cuadros y llevo un jersey con estampado de copos de nieve, el mismo que me puse para la cena de Nochebuena y que, como cada año, me da pena lavar.
No sé vosotras pero, a mÃ, me parece que al lavar la ropa, con el agua, además de la suciedad, dejamos ir los momentos. Creo que las fibras tienen recuerdos y que si fuimos felices con un jersey debemos evitar lavarlo el máximo tiempo posible.
TenÃa planeada una clase de yoga pero, cuando ha sonado el despertador, he decidido que no irÃa. Es muy posible que la mayorÃa de la gente siga de resaca post- navideña y no me quiero encontrar cara a cara con la profesora y mis nervios y mi angustia al sentirme observada.
De todas formas, no ha servido de mucho. Olivia me ha despertado abriendo la puerta de la habitación con la cabeza. No son ni las nueve pero ella , al parecer, considera que ya es hora de desayunar. Por eso, hasta que la pongamos el bowl de pienso, será mejor que evitemos cualquier conjugación del verbo comer. Ya que Olivia, al igual que las fibras y los cuerpos, tiene recuerdos y si se nos ocurre decir algo que contenga esa palabra, levanta la cabeza.
Espero que guardéis buenos recuerdos del dÃa de Navidad y, de ser asÃ, evitéis lavar los jerséis.
Me voy a preparar un té.
Tamara Tossi ©