La magnífica idea de criar gallinas
No se puede leer ciertas cosas sin el estado de ánimo adecuado ni sin peinar
A veces pienso en comprar una casa en el campo y retirarme a criar gallinas gordas que den huevos nutritivos. Creo que es porque me crié con un gallo que a mí me respetaba pero odiaba a mi hermano. Lo que ocurre es que cada vez que lo pienso, termino tomando un café americano en Starbucks. Al salir, las piernas me flojean y me hacen creer que soy demasiado débil para criar gallinas y además, puede que no tenga tantas ganas de tener tiempo para leer todo Proust y la sospecha de que, de querer hacerlo, ya lo habría hecho. No sé qué es lo correcto pero cada día me debato entre los altos y los bajos de un estado emocional tan molesto como el cacareo de una gallina.
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