Cuando tienes perro y llueve, sales a pasear. Y lo mismo ocurre cuando te levantas y no tienes ganas de escribir, escribes igualmente. Picasso decía: « Que la inspiración te pille trabajando » y yo digo: «Que el trabajo de pille inspirada» Pero, si no es así, se hace de todas maneras.
Esta mañana no tenía ganas de escribir, me dolía el cuello por culpa de los ejercicios de ayer, de tríceps, creo. Aunque puede que fueran de bíceps, siempre los confundo. El caso es que he dormido mal y en mitad de la noche ya no sabía si ponerme boca arriba o boca abajo y, para colmo, me he dormido justo cuando me tenía que levantar para ir al gimnasio. No ha sucedido, claro está. Visto lo visto, he terminado considerando el día de hoy como mi día libre de ejercicio. Hoy ni tríceps ni bíceps, pero sí que he estado escribiendo hasta que, he tenido que sacar a Olivia a la calle.
Estas somos nosotras hacen un rato, reflejadas en el escaparate de la peluquería canina, donde hemos estado un buen rato bajo la lluvia porque Olivia está obsesionada con las chuches que la suelen dar cuando está abierta. Y, aunque estaba cerrada, no hay nada que inspire más a Olivia que el tufo a perritos mojados. Después, y una vez en casa, secas y peinadas, he preparado unas hamburguesas con salsa alioli preparada con aceite de oliva virgen extra, sin azúcar y ecológica, algo bastante difícil de encontrar, lo que me ha hecho pensar que mi dolor de cuello y mi insistencia en escribir, aunque no tuviera ganas, han encontrado su recompensa.
Tamara Tossi ©