En la sauna
Me gustan las saunas porque son el lugar perfecto para pasarme media hora intentando controlar el ataque de pánico que amenaza con hacerme añicos
Me gustan las saunas porque son el lugar perfecto para pasarme media hora intentando controlar el ataque de pánico que amenaza con hacerme añicos. Y es que, para alguien que en la playa se coloca debajo de la sombrilla embadurnada en crema de protección solar con filtro total, sentarme en una sala a oscuras y calentada a 60 º por una estufa chisporroteante mientras miro el cubo de madera con tres dedos de agua intentando adivinar cuanto tiempo tardará en evaporarse, es toda una hazaña. Por eso he decidido hacer una lista con algunos consejos que merece la pena seguir si estás a punto de reservar una sesión de sauna:
1. Si no quieres que tu iPhone parezca, al poco rato, un trozo de queso chédar pasado por el microondas, déjalo en la taquilla. Y si no puedes evitar llevarlo contigo para hacerte una foto al más puro estilo Gwyneth Paltrow, no te olvides de guardarlo en el bolsillo de tu albornoz antes de meterte en la sauna.
2. Confieso que
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a Vida Moderna para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.