¿Cuántos bagels puede comer una mujer?
Empecé en esto de los bagels durante unas vacaciones en Nueva York, por supuesto, mi hotel estaba al lado de Ess-a-Bagel, en la Tercera Avenida
La mentira más grande que nos han contado los nutricionistas es que para estar sanas tenemos que comer cinco raciones de frutas y verduras al día. A ser posible, acompañadas al menos de dos litros de agua. Es posible que de hacerlo vivamos más tiempo. Eso no lo dudo. Incluso, es posible que gracias a las zanahorias las mujeres eliminemos el exceso de estrógenos y gracias al cilantro nuestro hígado se depure con más facilidad. Lo que no nos han contado los nutricionistas —y también es verdad— es que si queremos beber dos litros de agua al día no hace falta que vayamos en el metro cargadas con esas botellas que tienen franjas pintadas con frases motivadoras que pretenden ayudarnos a llegar a nuestro objetivo. Tampoco nos han contado que si empezamos a comer bagels a diario nos sentiremos mejor de lo que nos hemos sentido nunca.
Lo digo por experiencia. Empecé en esto de los bagels durante unas vacaciones en Nueva York, por supuesto, mi hotel estaba al lado de Ess-a-Bagel, en la Tercera Avenida. Recuerdo que estábamos en febrero y yo no pensaba que en una ciudad que no estuviese en el centro mismo del polo norte pudiese hacer tanto frío. Esa fue la única razón de que tardáramos unos días en entrar. Nos resistíamos a hacer la cola de al menos media hora que había en la puerta desde muy temprano por la mañana. Por suerte, cuando llevábamos cinco días salivando y admirando a la gente que esperaba de pie en la calle con temperaturas de -5 °C, pudimos entrar en Ess-a-Bagel sin esperar. Mi marido pidió un bagel con todo y yo uno de queso crema. Y sí, el dependiente me miró como si fuese una purista aburrida a la que lo único que le importa es el corte perfecto y japonés de una chaqueta negra tan aburrida como ella misma. Pero la mirada que me lanzó no hizo que cambiara mi decisión. Ese fue el comienzo de lo que hoy considero una rutina tan saludable como el yoga, el barré, la meditación, comer cinco raciones de frutas y verduras o beber dos litros de agua al día.
Comer un bagel al día, al contrario de lo que suelen recomendar los nutricionistas, no solo me hace —y me remito a mis últimos análisis— estar más sana, sino que también me hace ser más resistente al frío y ayuda a mi hígado a depurarse con más facilidad. Y si os preguntáis si sigo comiendo los bagels solo con queso crema, solo os diré que la única evolución que he hecho al respecto es que ahora a mi bagel de la mañana, le añado cebollino cortado. En lo que respecta a los ingredientes, no tengo solución. He intentado todo. La semana pasada, durante unas vacaciones en la playa, estuve varios días comiendo un bagel de jamón ibérico, aguacate, queso crema y semillas de sésamo marrón y lo disfruté como se disfruta una paella con chorizo si vives en Nueva York, supongo. Lo que ocurre es que, si es verdad que no soy purista con las chaquetas, sí que lo soy con la comida y las mezclas difuminan lo esencial, hacen que nos perdamos en el abismo y a mi me gusta saber lo que me espera. No lo puedo evitar.
Tamara Tossi ©
Si queréis poneros a prueba y ver cuantos bagels podéis comer, aquí os dejo la dirección:
831 3rd Avenue (between 50th & 51st Street),
New York, NY 10022