Escribo después de volver del parque. Olivia se ha quedado en la guardería y nosotros hemos podido, por fin, acercarnos a la tienda ecológica para comprar verdura.
Sin embargo, no hemos podido tomar café, la cafetería que nos gusta sigue cerrando a mediodía. Uno de los empleados está de baja. No sé qué le ha ocurrido, lo prometo, pero cada vez que veo el cartel pienso que se ha roto una pierna o le han secuestrado para conseguir que hable sobre la fórmula secreta utilizada para moler el café, en una máquina pequeña que tienen en la entrada y que parece un cohete espacial. No sé, podría haberle pasado cualquier cosa, la verdad, el caso es que llevábamos varias semanas sin café y sin verdura.
Además, en Madrid ya hace una semana que han encendido las luces de Navidad. Y aunque reconozco que no sé a qué viene tanto lazo, el mensaje, por desgracia es muy necesario.
Por supuesto, termino esta newsletter con el mensaje de mi bolsita de té, que, estaréis de acuerdo conmigo, no puede ser mejor.
Por cierto, los huevos son de gallinas felices criadas en la montaña con música. Me gustaría ser una gallina.
Tamara Tossi ©