Agua caliente con limón, jengibre y canela
Nos resistimos a reconocerlo pero nos aterra no poder controlar lo que ocurrirá y nos preguntamos si podríamos haber evitado aquello que ocurrió
En Navidad todos parecemos preguntarnos qué hacemos aquí y dónde estaremos el próximo año. Nos resistimos a reconocerlo pero nos aterra no poder controlar lo que ocurrirá y nos preguntamos si podríamos haber evitado aquello que ocurrió. Para ese miedo solo conozco una receta: agua caliente con limón, jengibre y canela.
La receta la copié de una revista de decoración. Al lado había una receta para preparar un pavo en el horno. Decía que el pavo tenía que estar muerto. Sí, así es, muerto. Al parecer si se tenía en cuenta ese primer consejo nada podía salir mal. Solo había que esperar unas cuantas horas y, una vez fuera del horno, echarle salsa de arándanos y frambuesas por encima. Todavía no me he atrevido a probar esa receta. No me veo capaz de matar a un pavo. Y tampoco me parece buena idea pagar a alguien para que lo mate por mí. De hecho, hasta hace pocos años, la Navidad era una época por la que intentaba pasar por encima.
Precisamente en Navidad, siempre quería estar en otra parte menos en mi casa. Quería estar dando la vuelta al mundo, visitando a Santa Claus en el Círculo Polar Ártico.
Keep reading with a 7-day free trial
Subscribe to La Newsletter de Tamara Tossi to keep reading this post and get 7 days of free access to the full post archives.